Orsson Welles dijo una vez "La obra de John Huston no es tan interesante
como su propia vida", y no lo dijo por decir.
Por suerte, en la lejana edad de setenta y tres años, John Huston pudo dejar
patente sus memorias al aficionado cinéfilo, las memorias de una persona libre,
de alguien que "se compone de
episodios fortuitos, tangenciales y dispares" apuntaba el propio
autor hablando de sí mismo. Y es que el director estadounidense siempre pudo decir en voz alta que
ha hecho lo que ha querido tanto en su vida privada como en la pública, pero lejos de ser egocéntrico aquellos que le conocieron aseguran que era una gran persona, que miraba
por él, pero al fin y al cabo era amigo de sus amigos, alguien que actuaba desinteresadamente, noble
y generoso. Tuvo 5 esposas, le gustaba la caza (las ganas de cazar elefantes
propiciaron el rodaje en el Congo de La
reina de África, guerreando a diario contra los mosquitos, calores y
malaria que acechaba al equipo técnico y artístico), las apuestas, la pintura,
la boxeo (era un gran boxeador), escribir, y sobre todo actuar y dirigir
películas. Si, seguro, Orsson Welles tenía razón.
Posiblemente una vida rebelde pero no inadaptada, ya que siempre supo encontrar
la continuidad a sus inquietudes y adaptarse a las condiciones del medio, desde
la humildad y con la esperanza de hacerse mayor junto a lo que se dedicaba. Y de ese modo, Huston era
alguien que no tenía miedo, decidido, tal como asegura el crítico James Agee.


El rodaje fue un desastre, ya que se ve que el equipo médico debía estar muy
encima de los actores, especialmente de Gable y Monroe, que en ocasiones
llegaban a retrasarse muchísimo, horas incluso, antes de estar listos para salir
en escena. También se trata de una película que nunca terminó de agradar a los
productores de la United Artists, y pasó por ser un título inacabado que, por
razones comerciales, tuvo que ser finalizado como fuera para así poder
rentabilizarlo .


Según John Huston, Gable sufría de la espalda, y recuerda en sus memorias como nunca tuvo demasiada buena relación con Montgomery Clift, ya que este en diferentes ocasiones, y debido al alcohol, molestaba a Gable dándole puñetazos en la espalda. A pesar de este mal ambiente durante el rodaje entre los dos actores, lo cierto es que Gable estaba más envejecido de lo que parece en la película. Huston dice que es una estupidez pensar que murió de un sobreesfuerzo durante la película, ya que, por ejemplo, en la escena final cuando Clark lucha contra un caballo, los que se llevaron un trabajo durísimo fueron los especialistas, no Clark. Y se ve que ésta es una de tantas otras situaciones.
Las últimas palabras de Clark Gable fueron de ilusión. Decía que si el estudio no estaba contento con el coste de la película, él la compraría, ya que le gustó mucho el primer montaje de la misma. Decía que era lo mejor que había hecho nunca, y que ya sólo le importaba ver nacer a su hijo al mes de febrero. Al día siguiente, cuatro de noviembre, ya sufrió el infarto.
Marilyn Monroe fue la siguiente de la lista negra. El 5 de agosto de 1962 la
actriz se tomó una sobredosis de barbitúricos, aunque la cantidad de teorías
sobre su muerte es muy extensa, y hay de muchos tipos. Algunas de las cuales
dicen que los Kennedy tuvieron algo que ver, también hay quienes culpan a la
propia Monroe de su inestable personalidad e incluso los que hablan de la
intervención de Edgar Hoover por las relaciones de Marilyn con diferentes comunistas.
Lo que está claro es que fue víctima de su propio mito.
En aquellos tiempos, incluso antes de participar en Vidas Rebeldes, la eterna "rubia-tonta" era ya una muñeca rota, adicta a los somníferos ya no era capaz de mantener la postura al rodaje sin drogarse, incluso a veces se mostraba sin ducharse ni arraigarse, tal como indica John Huston en su biografía A libro abierto.
En aquellos tiempos, incluso antes de participar en Vidas Rebeldes, la eterna "rubia-tonta" era ya una muñeca rota, adicta a los somníferos ya no era capaz de mantener la postura al rodaje sin drogarse, incluso a veces se mostraba sin ducharse ni arraigarse, tal como indica John Huston en su biografía A libro abierto.

Incluso años antes, en 1956, Clift sufrió un grave accidente en que estuvo a punto de perder la vida, al despeñarse el coche que conducía junto a Michael Winding (marido de Elizabeth Taylor) contra un árbol. En el accidente, que se produjo justo cuando los dos salían de casa de Elizabeth Taylor, la propia Taylor salió corriendo de su casa al oír el impacto, y así poder ayudar a su marido y a Clift. Precisamente éste, se clavó dos dientes en la garganta, y Taylor, con mucha sangre fría le arrancó consiguiendo así salvarle la vida. Sin embargo, Clift necesitó mucha cirugía estética para poder reconstruir su cara, pero que no impidió que quedara ligeramente desfigurado con una gran cicatriz, marcando posiblemente su rendición y abriendo la puerta a la decadencia personal.
Este es el despido de tres actores de muy diferente estilo, que después del
drama de solitarios que es el argumento, sin saberlo acabarían los actores
sufriendo dramas personales mucho más profundos y tortuosos que acabarían con
sus -todavía jóvenes- vidas. Por lo tanto, es como si cada vez que el
espectador ve Vidas rebeldes,
estuviera ante una especie de testamento muy peculiar, como si gente tan
diferente entre sí se hubieran unido en esta película fruto de un "algo" inconfesable, algo que los une, algo que nos intentan explicar a Vidas rebeldes.
Por ejemplo, cómo cada uno de los tres hombres muestra sus debilidades humanas
y como parece que superan estas frustraciones alimentando sus egos cuando
someten a un animal. También Gable y Cliff buscan el afecto que necesitan y
Marilyn da vía libre a su instinto de madre protectora, en referencia a
Montgomery Clift, pese a no darse cuenta. Simplemente lo que vemos es un puñado
de pobres hombres/mujer inadaptados al entorno y sobre todo perdidos, porque su
situación personal es más de deambular que de caminar con paso firme. Sólo saben
dónde van cuando les guía el caballo, o hacia dónde deben ir cuando Marilyn les
canta las cuarenta.
La película habla de gente
inadaptada, gente que no encuentra su lugar, en decadencia, de una gente que posiblemente vive en la mejor etapa de su vida, pero que al fin y al cabo
son gente extraída de sus puestos y que han sido puestas en otro que no es el suyo.
Curiosamente, esto es lo que no le pasó a John Huston.
La decadencia de algunas vidas, pero también la de un país
ResponderEliminarEfectivamente Mario. Un saludo!
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