Reconozco
que las sinfonías urbanas es un tipo de cine que “ni fu, ni fa”,
pero hoy es domingo y toca relajarse, recuperar fuerzas, y pensar en
las cosas realizadas durante la semana, así que un par de sinfonías
urbanas quizás pueden entrar bien.
¿Sinfonías
urbanas? Se trata de un tipo de películas que pretenden registrar
los movimientos frenéticos de las ciudades, con una clara voluntad
de transmitir realismo de una manera curiosa, pero nunca pesimista.
Para mí pesimista sería la mirada que han depositado algunos
directores de la serie B como Lucio Fulci, John Carpenter, Mark L.
Lester, Jim Van Bebb o Enzo Castellari entre tantos otros, en
ciudades como Nueva York, Roma o Los Ángeles coincidiendo con el auge
del punk en los 80, o en la misma Barcelona con el cine Kinki.
Eso si, son películas que, como decía, interesan por ofrecer una
mirada "real", y real implica no fijarse en aquellas
imágenes "de postal" de las ciudades ni tampoco en la que
te enseñaría cualquier agencia de viajes, sino la relación de la
ciudad con la geografía, las inclemencias meteorológicas, la
búsqueda de las partes bonitas entre la fealdad, la clase obrera, la
industrialización, una ruptura entre la gente rica para fijarse en
lo que es humilde, y por tanto intentar crear en el espectador una
reflexión sobre la mirada que está haciendo el director al retratar
aquella ciudad, sin narrador, ni opiniones, ni protagonistas, ni
nada, sólo hablan en estas "sinfonías urbanas" las
imágenes, y el espectador debe conseguir escucharlas.
También
hay otra cosa a tener en cuenta: ninguna ciudad es igual. Ni tampoco
ningún cineasta es igual. Berlin, Manhattan, París, Amsterdam,
Moscú, Oporto,... comparten el hecho de que son ciudades de renombre
turísticamente hablando, pero con mucha personalidad. Es por eso que
difícilmente ningún director puede pretender impregnar una mirada
idéntica en cada ciudad, ya que cada una desprende sus propios
valores más allá de las creencias cinematográficas que tengan
-obviamente ahora me fijo con Dziga Vertov y su mirada de Moscú-.
Siguiendo con él podemos verle El
Hombre de la cámara (Chelovek
s kino-apparatom), una película dirigida en
1929 donde quiere ejemplificar la vitalidad de la sociedad soviética. Él decía que la cámara debía ser un ojo, una extensión del ojo
humano, y así evitar que se modifiquen las imágenes para dar más
veracidad a lo que el espectador ve. Por otro lado, también pretende
mostrar cómo la ciudad "despierta" y reacciona contra los tsaristas. En cambio también
podemos ver otro filme muy diferente, como es Manhatta (idem),
del 1921, una película que tiene muy presente su condición de isla
entre el agua y la industria, y con la transmisión de la idea de que
la ciudad de Manhattan hay una vida "compleja". También se
muestra cómo los puentes la hacen hermosa, con elementos que se
mueven en referencia a su vitalidad -por no decir bullicio-, y en sí
se trata de una ciudad muy industrializada al más puro estilo
Tiempos modernos.
Os recomiendo una ojeada:
"MANHATTA" (1921):
"EL HOMBRE DE LA CÁMARA" (1929):
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