-GUIÓN: Carlos Goitia, Luciano Onetti, Nicolás Onetti
-AÑO: 2018
-DURACIÓN: 80 min.
-PAÍS: Argentina
-MÚSICA: Luciano Onetti
-FOTOGRAFÍA: Carlos Goitia
-REPARTO: Germán Baudino, Maria Eugenia Rigón, Clara Kovacic, Raul Gederlini, Juan Bautista Massolo
-PRODUCTORA: Coproducción Argentina-Nueva Zelanda; Black Mandala / Guante Negro Films
La
insistencia de los hermanos Onetti por recuperar el giallo
italiano no ha pretendido ser un simple ejercicio de modernización de
la técnica y el instrumental. El estudio previo del subgénero a la
producción de su carrera basada en él, de las técnicas de
realización y puesta en escena, también la textura y color de la
fotografía, han acabado materializándose en una trilogía de
ejercicios muy llamativos en apariencia que remiten -si más no en estética- a aquél cine. Y ante la saturación de
títulos producidos en cadena, copiándose los unos con los otros,
los Onetti, si bien podríamos hablar de un trabajo de copia
descarada por un estilo de hacer cine de hace 50 años, la verdad es
que su resultado es un viaje en el tiempo creíble, y como fan del horror me excita
las sensaciones.
Abrakadabra consigue un equilibrio bastante logrado entre la experiencia estética y una historia estrafalaria llena de giros imposibles, ofreciendo un ejercicio retro que recupera las virtudes y defectos del giallo original
Abrakadabra
es la última película de los hermanos Onetti. La historia
se centra en el hijo de un prestigioso mago llamado El Gran Dante,
que vio morir a su padre hace 35 años durante un truco de magia. Él
también se dedica a la magia, y presenta un show en uno de los
teatros de la ciudad. A partir de aquí da inicio una serie de
asesinatos que intentarán incriminarle.
Y
con lo bueno y lo malo del giallo. Los Onetti, en Abrakadabra,
logran extraer lo bueno y lo malo de la estética, la realización y también las excentricidades de aquellas historias, para aplicarlo todo en su película
como si se tratara de una obra de hace 50 años, tal como apuntaba
antes. A diferencia de Francesca, anterior giallo
dirigido solamente por Luciano Onetti (Nicolás era el productor), en
Abrakadabra encontramos un mayor equilibrio entre la
experiencia estética de la puesta en escena y fotografía, junto con
una historia estrafalaria llena de giros imposibles. Creo que
Francesca pecaba de ser excesivamente contemplativa en
cuanto a iconografía, de buscar un espectáculo visual por encima de todo y
de descuidar una historia que creo hilada con algunos defectos.
Abrakadabra si. Apenas son 75 minutos de intensidad,
colorido exagerado y rizos que se rizan, en una historia marcada por
la magia, los asesinatos y el erotismo, y que resulta todo mucho más redondo y bien cerrado, a la vez que mucho más accesible a un público generalista que sus dos anteriores películas.
Siguiendo
con lo visual, Abrakadabra es un puto 10, y quiero
insistir en ello. Los Onetti demuestran una vez mas que saben
perfectamente como conseguir una imagen que nos teletransporte a otra
época, con una fotografía oscurecida y saturada de color -en
especial el rojo-, también con una textura granulada muy interesante
y que en general creo que perfecciona el buen trabajo que hicieron en sus anteriores
películas. También la técnica de realización es pulida en estilo,
con zooms, planos detalles o barridos de esos tan torpes vistos hoy en
día y que caracterizaron aquél cine. Pero también se percibe en
Abrakadabra una excelencia a la hora de componer los
planos, viéndose aplicada una geometría estética de los interiores
muy calculada, algo muy de Dario Argento, y que complementa a una
escenografía que combina colores con el posicionamiento estratégico
de los objetos. Es decir, que visualmente la película es una
genialidad, es lograda en intenciones y no hay nada a objetar.
Hay
que destacar también el otro elemento imprescindible en un giallo,
que es la banda sonora. Esta vez está trabajada por Luciano Onetti,
que compone unas sinfonías con destellos psicodélicos que acompañan al espectador donde nos quiere llevar la película, a veces hacia el
terror, la intriga o simplemente como traductor de sensaciones que
sufren los protagonista, en especial a los interpretados por Germán
Baudino y Maria Eugenia Rigón, que están solventes en sus papeles.
Pero
también quisiera poner un poco los pies en el suelo. Abrakadabra,
pese a ser sin duda el giallo más interesante y redondo de
los tres que han presentado los hermanos Onetti, sigue teniendo
algunos tics que no acaba de redondear lo visto anteriormente.
Abrakadabra sigue sufriendo de un exceso de iconografía
que evoca la película a una experiencia por encima de un relato. La
estética es importante, pero un giallo es también una
historia cercana al telefilme (aunque habitualmente con giros
estrafalarios), no nos engañemos, y en este aspecto la película
creo que pide algo más de desarrollo de los personajes e incluso la
historia, que a ratos despista demasiado. También quiero añadir un
detallito, que es algún tatuaje de mujer que por un momento me
devuelve al 2018.
En
todo caso, Abrakadabra es una gran película. Es la
consolidación en el giallo de los hermanos Onetti, gracias a
que consiguen un equilibrio bastante logrado entre la experiencia
estética y una historia estrafalaria llena de giros imposibles,
ofreciendo un ejercicio retro que recupera las virtudes y defectos
del giallo, como debe ser.
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